¿Qué tendencias energéticas veremos en 2025?

tendencias sector energético 2025
Jose Manuel Moreno, Desarrollo de negocio en Cuerva
Escrito el 20 de enero de 2024
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Las tendencias que revolucionarán el sector energético. ¡No te las pierdas!

Hablar de tendencias energéticas siempre es complicado y atrevido. Sobre todo, en un sector como el energético donde la incertidumbre y la volatilidad parecen haberse instalado de forma permanente en los últimos años. Sin embargo, si echamos la vista atrás, pocos habrían vaticinado la velocidad a la que se están produciendo cambios trascendentales en un sector, y un planeta, que se encamina hacia una nueva era energética.

Tras siglos de dependencia absoluta de los combustibles fósiles, nos encontramos en un punto de inflexión donde las energías renovables lideran la transición hacia un modelo más sostenible y resiliente. Con sus luces y sus sombras, la última cumbre del clima celebrada en Bakú, la COP 29, acordó triplicar la producción de energías renovables y duplicar la eficiencia energética de aquí a 2030, destacando también por escrito la necesidad de “dejar atrás” los combustibles fósiles.

De cara a 2025, el panorama energético promete ser transformador, con tendencias emergentes que no solo cambiarán la forma en que producimos y consumimos energía, sino también la manera en que interactuamos con nuestro entorno.

¿Quieres saber cuáles serán las claves de este 2025 en el sector energético? Te mostramos las tendencias que marcarán la hoja de ruta este año.

6 tendencias energéticas a tener en cuenta este 2025

1. Aumenta la demanda y el consumo energético

Tras un periodo de ralentización del consumo global de energía, debido a la pandemia del coronavirus, a la guerra de Ucrania y a la desaceleración económica, en 2025, las previsiones apuntan a un repunte tanto de la demanda como del uso de combustibles. Si bien puede interpretarse, en clave positiva, como indicador de una recuperación económica, esta tendencia podría lastrar los esfuerzos por reducir emisiones contaminantes al implicar un uso más intensivo de fuentes fósiles, como el petróleo, el gas y el carbón.

Gráfica de consumo energético proyectado según la U.S. Energy Information Administration
Data source: U.S. Energy Information Administration, International Energy Outlook 2023 (IEO2023) Note: Each line represents IEO2023 Reference case projections. Shaded regions represent maximum and minimum values for each projection year across the IEO2023 Reference case and side cases. Quads=quadrillion British thermal units.

De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en 2025 tendremos un exceso de petróleo con más de 1 millón de barriles diarios. Por suerte, no todo son malas noticias. En paralelo a esta mayor actividad de combustibles fósiles, se espera que en 2025, el 90% del crecimiento del consumo eléctrico mundial proceda de energías renovables, si se acelera el desarrollo de fuentes limpias, como la solar y la eólica.

Esta evolución forma parte de un camino que ya está trazado: el que nos lleva a un modelo energético basado en las 4D (descarbonizado, descentralizado, democratizado y digitalizado), que posibilitará un sistema más justo y sostenible gracias a una red eléctrica inteligente y digitalizada con, además, una mayor participación ciudadana. 

2. Aceleración de energías renovables y electrificación

Esta creciente apuesta global por las energías renovables y la electrificación de usos, que, como el transporte, hasta hace poco ha dependido de los combustibles fósiles, será clave para contrarrestar el repunte en la demanda de petróleo y gas previsto a nivel mundial. Esto es especialmente crucial en países como China o India. Asimismo, la volatilidad de los precios, derivada de la inestabilidad geopolítica a raíz de las guerras de Ucrania y Rusia e Israel y Palestina, también se verá afectada de manera positiva por esta tendencia. 

Buscando dar solución a estos problemas, durante 2025, la energía solar y eólica liderarán el avance en cuanto a capacidad instalada. Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las energías renovables que liderarán la capacidad instalada en 2025 serán:

1. Energía solar fotovoltaica: Se espera que la energía solar fotovoltaica domine el crecimiento de las renovables, representando el 80% del aumento total previsto de la capacidad instalada. La AIE indica que la energía fotovoltaica se convertirá en la tecnología renovable con mayor generación mundial en 2030, alcanzando unos 6.000 teravatios hora.

2. Energía eólica: Se prevé una recuperación significativa de la energía eólica, con una duplicación del ritmo de expansión en comparación con las tasas de 2017 a 2025. Para 2030, se espera que la energía eólica genere alrededor de 5 teravatios hora, situándose a la par con la hidroeléctrica.

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Imagen: Agencia Internacional de la Energía

Se trata de un incremento en la oferta renovable que, a priori, también se verá favorecido por una reducción de los costes asociados a las tecnologías empleadas, sobre todo en la eólica marina y solar termoeléctrica. A pesar de esta rebaja de costes, la dependencia de países como China para acceder a ciertos minerales clave para la materialización de estas soluciones genera incertidumbre, lo que podría frenar el desarrollo deseado. Por ello, países como EE. UU. o los miembros de la UE plantean nuevas políticas de acceso a materias primas para garantizar el suministro de materiales indispensables, como el litio, germanio o el cobre.

3. Digitalización de las redes eléctricas y modernización de las infraesctructuras

La creciente integración de las energías renovables está transformando el sistema eléctrico tal y como lo conocemos, ya que obliga a contar con redes eléctricas cada vez más digitalizadas y resistentes a situaciones volátiles. Además, esta integración impulsa un modelo cada vez más distribuido y variable, en el que es necesario apoyarse en redes mucho más flexibles y con una gestión inteligente para garantizar el equilibrio entre oferta y demanda en tiempo real.

Si durante 2024 vimos despegar innovaciones como las smart grids, la ciberseguridad en las redes eléctricaso las comunidades energéticas, este año traerá nuevos avances en digitalización que completarán la adaptación de las infraestructuras. Hablamos del desarrollo de tecnologías de la mano del blockchain, la robótica, el internet de las cosas y la inteligencia artificial, para extraer el máximo valor de datos, activos y recursos distribuidos (optimización de rendimientos, agregación de la demanda, trazabilidad de consumos, etc.). No se trata, en cualquier caso, de una tendencia novedosa para nosotros: en Cuerva, llevamos ya años aplicando soluciones de digitalización, monitorización, control y automatización tanto en nuestra red como para diferentes distribuidores de energía eléctrica en todo el panorama nacional. 

Para 2025, se anticipan varias innovaciones que fortalecerán aún más la digitalización de las redes eléctricas:

  • Redes autónomas: Las tecnologías de inteligencia artificial continuarán evolucionando, permitiendo la creación de redes que puedan operar de forma casi autónoma, ajustando automáticamente la distribución de energía para responder a cambios en la demanda sin intervención humana.
  • Integración de energías renovables: La digitalización permitirá integrar de manera más eficiente las fuentes de energía renovable, optimizando la carga y la descarga de energías intermitentes como solar y eólica, y facilitando una respuesta rápida a fluctuaciones de suministro.

Y, lo que es más importante: estamos ante una auténtica revolución de las relaciones humanas respecto a la energía. Se espera un crecimiento en el uso de plataformas digitales para la gestión energética descentralizada, donde consumidores y pequeños productores puedan no solo consumir, sino también vender energía excedente de vuelta a la red.

Es decir, hablamos de usuarios que se convierten en prosumidores, comunidades energéticas que gestionan sus propias microrredes, mercados de intercambio de energía entre iguales, etc. Son respuestas colaborativas ante un sistema eléctrico que, hasta ahora, ha funcionado de arriba a abajo y en una única dirección.

4. Energías renovables emergentes y nuevas tecnologías

Más allá del crecimiento en la generación de energías renovables más conocidas, como la fotovoltaica y la eólica, otras tecnologías menos extendidas empezarán a abrirse camino durante 2025 para abastecer espacios que la electricidad por sí sola no cubre.

Hidrógeno verde

Este será el caso del hidrógeno verde, un vector energético llamado a descarbonizar sectores tan difíciles de electrificar como el transporte pesado, la industria o ciertas ramas del sector químico.

A lo largo de este año, se acelerará la investigación y el desarrollo del hidrógeno verde con el objetivo de superar los principales retos a los que se enfrenta: conseguir costes competitivos y obtener compromisos firmes de los compradores.

Sobre las previsiones de producción de hidrógeno verde en el ámbito mundial, un informe conjunto de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) estima que el hidrógeno y sus derivados podrían cubrir el 14% del consumo mundial de energía final en 2050.

De hecho, según un estudio de Mckinsey, España tiene potencial para liderar la revolución del hidrógeno verde en Europa gracias a su ubicación estratégica.

No obstante, también se utilizarán el resto de hidrógenos existentes y, en particular, el hidrógeno azul que, si bien es cierto que no llega a ser 100% sostenible, podría ser mayoritario en aquellos países con abundantes recursos de gas, como Australia, Canadá, Colombia o Sudáfrica, o en los que no cuentan con recursos renovables suficientes, como Japón o Corea del Sur. 

Energía mareomotriz

También las energías marinas continuarán desarrollándose con el objetivo de aprovechar al máximo el oleaje, las mareas o las corrientes oceánicas mediante distintas tecnologías, como boyas o aerogeneradores sumergidos. Aunque todavía en fase experimental, se espera que estas tecnologías vean un crecimiento sostenido a partir de 2025, a medida que se superen los desafíos técnicos y financieros asociados a su implementación.

Energía geotérmica avanzada

La energía geotérmica ha sido utilizada durante décadas, pero las nuevas tecnologías de perforación están haciendo posible acceder a depósitos de calor subterráneo que antes eran inaccesibles. Este tipo de energía es atractiva porque es una fuente base load, es decir, puede proporcionar una cantidad constante de energía a lo largo del día. Además, su huella de carbono es mínima. 

Estas innovaciones continuas en perforación a gran profundidad con nuevas técnicas de transferencia de calor, están facilitando la expansión de proyectos geotérmicos en regiones que, tradicionalmente, no han tenido acceso a esta forma de energía.

Biocombustibles de segunda generación

A diferencia de los biocombustibles tradicionales, que dependen de cultivos alimentarios como el maíz, los biocombustibles de segunda generación son producidos a partir de materias primas no comestibles como residuos agrícolas o material vegetal. 

Esto no solo reduce la competencia con los suministros de alimentos, sino también la emisión neta de gases de efecto invernadero. Las tecnologías para convertir estos materiales en biocombustibles más eficientes y menos contaminantes están en rápida evolución, con expectativas de que puedan jugar un papel importante en la descarbonización de sectores difíciles de electrificar, como el transporte aéreo y marítimo.

Aunque es una fuente de energía prometedora, los biocombustibles 2G aún enfrentan desafíos tecnológicos y de escala comercial. Sin embargo, se están realizando inversiones relevantes en este sector.

5. Almacenamiento energético

Merece una mención aparte el almacenamiento energético mediante baterías o centrales hidroeléctricas de bombeo. Su presencia crecerá para respaldar la generación variable y garantizar la seguridad de suministro en un sistema eléctrico cada vez más verde y distribuido. 

El almacenamiento de energía desempeña un papel crucial para mantener estable la red eléctrica. También ayuda a incorporar nuevas fuentes de energía descentralizadas. Con la expansión de las energías renovables, unos sistemas de almacenamiento eficaces reducirán la dependencia de los combustibles fósiles y permitirá responder mejor a los cambios en la demanda energética.

Según el informe Energy Storage Systems Market Size 2022-2030, los sistemas de almacenamiento de energía pasarán de los 210.920 millones de dólares, el valor de 2021, a 435.320 millones de dólares en 2030. Al mismo tiempo, la tecnología dirigida para el almacenamiento de carbono seguirá creciendo y se estima que el almacenamiento permanente de CO2 representará más del 80% capturado el 2030.

6. Integración de la inteligencia artificial

La integración de la inteligencia artificial (IA) y el Big Data en el sector energético está transformando cómo se gestiona y optimiza la generación, distribución y consumo de energía. Estas tecnologías están proporcionando una capa de inteligencia sin precedentes, permitiendo a las empresas no solo reaccionar a las circunstancias del mercado, sino también anticiparlas y planificarlas de manera proactiva.

Con algoritmos de aprendizaje automático, las centrales pueden predecir el mantenimiento necesario antes de que ocurran fallos, reduciendo así el tiempo de inactividad y los costos. Además, estos sistemas pueden ajustar automáticamente los niveles de producción según las condiciones cambiantes de la demanda y la oferta, por lo que aumenta la eficiencia operativa.

Por otro lado, estas tecnologías son clave para la gestión de la demanda de energía. Utilizando análisis avanzados de Big Data, las empresas pueden anticipar patrones de consumo y ajustar sus operaciones para satisfacer la demanda de manera más eficiente. Esta capacidad es especialmente valiosa para manejar picos de consumo sin necesidad de sobrecargar la infraestructura existente.

Asimismo, los algoritmos avanzados pueden predecir fluctuaciones en la producción solar o eólica, y ajustar el almacenamiento y la distribución en tiempo real, aumentando la eficiencia y reduciendo el desperdicio energético.

A nivel de usuario, la inteligencia artificial está mejorando la manera en la que consumimos energía. Las redes inteligentes, equipadas con IA, ayudan a los consumidores a optimizar sus patrones de consumo, reducir sus facturas de energía y contribuir a una reducción de su huella de carbono. Al proporcionar datos en tiempo real sobre el uso de energía, estos sistemas permiten a los consumidores ajustar sus hábitos y seleccionar fuentes de energía renovable de manera más efectiva.

Legislación climática y fiscal

Además de los avances tecnológicos, 2025 vendrá marcado por una intensa agenda regulatoria dirigida a acelerar la descarbonización y, como se ha mencionado, a garantizar la seguridad de suministro de materias primas estratégicas. 

A finales de 2023, la Unión Europea (UE) aprobó una ambiciosa legislación para proteger el acceso a más de 30 materiales definidos como críticos. El objetivo de esta reglamentación es asegurar la viabilidad de la transición energética e incluye el abastecimiento de materiales como litio, tierras raras, grafito o distintos metales. En este sentido, ya en el mes de diciembre, el Consejo, el Parlamento y la Comisión europeos acordaron la reforma del mercado eléctrico de Europa con un triple propósito: estabilidad de precios, garantía de suministro y protección al consumidor.

Durante 2024, también se aplicaron paquetes regulatorios y planes de incentivos fiscales en el resto del mundo para acelerar la transición energética. Iniciativas como “Fit for 55” o “REPowerEU” en la Unión Europea, la Ley de Reducción de Inflación en EE. UU, los programas de Transformación Verde de Japón, el esquema de Incentivos Vinculados a la Producción en India o el Plan Quinquenal de China estarán, a priori, a pleno rendimiento. 

Para este año, la Comisión estudia un Libro Blanco para informar de una posible reforma europea hacia un mercado de electricidad plenamente integrado.

Como vemos, la transición energética avanza también a golpe de regulación y de estímulos fiscales, unos cambios legales tan profundos e importantes como los tecnológicos para conseguir un planeta más sostenible y que aspira a ser neutro en carbono.

Impacto global de las nuevas tendencias energéticas

Las tendencias emergentes en el sector energético no solo redefinen los mercados locales, sino que también tienen repercusiones globales en términos de cambio climático, economía y sostenibilidad. Estas tendencias están estimulando una transformación profunda que podría ofrecer beneficios significativos a nivel mundial.

Materias primas y cadenas de suministro

Uno de los desafíos a los que se enfrentará con más crudeza el sector energético durante 2024 será el acceso a determinadas materias primas críticas para la fabricación de tecnologías limpias. Con China liderando la producción mundial y controlando las materias primas, regiones como Europa están en una posición vulnerable. 

Por ello, los países occidentales tratan de asegurarse el acceso a estas materias primas y empiezan a ubicar la producción de baterías en su territorio. Esto podría generar un incremento en el precio de materias primas y derivados, como las baterías de los coches, debido a que, en comparación con la manufactura asiática, los costes de fabricación en estos países son más elevados.

Ante esta coyuntura, para garantizar el acceso estable a unos recursos cada vez más determinantes, es probable que se impulse la cooperación internacional, basada en alianzas estratégicas y redes.

Mercados mayoristas y minoristas

En el contexto de integración que estamos viviendo, las energías renovables tendrán una mayor presencia tanto en los mercados mayoristas como minoristas. Además, gracias al desarrollo de nuevos mecanismos de flexibilidad, las fuentes de energía sostenible competirán en igualdad de condiciones con las más tradicionales. 

Al mismo tiempo, asistiremos a una promoción más activa de los acuerdos de compraventa de energía (PPA) bilaterales a largo plazo entre productores y grandes consumidores, que serán decisivos ante la actual coyuntura de precios e incertidumbre.

En el ámbito minorista, los usuarios domésticos asumirán un papel más relevante gracias a la generalización de opciones tarifarias flexibles, a las herramientas de monitorización y a las plataformas para optimizar consumos energéticos. El tradicional modelo pasivo de demanda dará paso a consumidores con mayor información y capacidad de decisión sobre cuándo y cómo utilizar la electricidad, ya que tendrán acceso a aspectos como el precio en tiempo real. Se trata de un funcionamiento ya afianzado en sectores como la industria y que se extenderá ahora al cliente residencial.

Ciudades y eficiencia energética

Otro de los frentes clave en los que se librará la batalla por la sostenibilidad durante los próximos años será el de las ciudades, responsables de dos tercios del consumo mundial de energía y de más del 70‍% de las emisiones de gases de efecto invernadero. De ahí que 2025 traerá nuevos avances, sobre todo en los países desarrollados, en la configuración de entornos urbanos más eficientes y bajos en carbono.

Se centrará una buena parte de los esfuerzos en la construcción, responsable del 40% de las emisiones de CO2. Se apostará por la rehabilitación de edificios mediante medidas pasivas, la electrificación de usos térmicos y un aumento de la autogeneración energética. Estas acciones permitirán que las urbes europeas y norteamericanas den un paso más en una senda iniciada años atrás en busca de una mayor eficiencia energética.

En el ámbito de la edificación, destaca especialmente el reto de acelerar la sustitución de las tradicionales calderas por bombas de calor. Esta implementación, junto con la gestión integral de edificios a través de la inmótica y el almacenamiento con baterías (sobre todo en zonas con abundante producción solar), será crucial para avanzar hacia balances netos de consumo que se acerquen a cero, sin mermar el confort ni la calidad de vida .

Además del ahorro energético o la reducción de gases de efecto invernadero, esta apuesta por una rehabilitación sostenible y ciudades inteligentes, a la vez que limpias, se traducirá en oportunidades de nuevos empleos verdes. Por ejemplo, solo en España, si en 2050 se alcanza un parque inmobiliario descarbonizado, se podrían crear hasta 212.000 puestos de trabajo.

Colaboración y compromiso social

Más allá de las barreras tecnológicas o económicas, una de las claves para el éxito de la transición energética residirá en el compromiso social. Es necesario que la ciudadanía perciba que este cambio se lleva a cabo de forma justa y beneficiosa.

No obstante, esto solo será posible mediante fórmulas de gobernanza transparentes y participativas. De ahí la trascendencia de reforzar la cooperación público-privada para impulsar la inversión conjunta, pero también para diseñar políticas y crear soluciones que antepongan el interés común.

Con todo, los consumidores, cada vez mejor organizados en comunidades locales, tendrán más voz y voto en decisiones tan relevantes como el desarrollo de infraestructuras de transporte y distribución de electricidad o la implantación de renovables y tecnologías asociadas.

Solo así, involucrando a la sociedad civil de principio a fin, lograremos trasladar los beneficios de un nuevo modelo distribuido de generación y consumo. De esta manera, se vencerá cualquier resquicio de resistencia al cambio en aras de un horizonte común más sostenible.

Reflexiones finales sobre las tendencias energéticas en 2025

El año 2025 estará marcado por la continuación y consolidación de tendencias energéticas ya presentes , como la expansión de renovables, la eficiencia, la electrificación y la digitalización. Sin embargo, se acentuarán los grandes desafíos, como garantizar la seguridad de suministro y reforzar la resiliencia energética frente a un contexto cada vez más complejo y cambiante.

La convergencia de las nuevas tecnologías, como la integración de inteligencia artificial en la gestión energética y la modernización de infraestructuras, está amplificando nuestras capacidades para manejar recursos de manera más innovadora y sostenible. Al mismo tiempo, políticas y regulaciones cada vez más estrictas actúan como catalizadores que aceleran la transición energética global, guiándonos hacia un futuro libre de carbono.

En ese propósito, la tecnología y la cooperación entre administraciones, empresas y ciudadanía son factores decisivos. Solo desde una acción conjunta y con la suma de esfuerzos e inversiones podrán desarrollarse las soluciones innovadoras capaces de cimentar un nuevo modelo energético 100% sostenible. Cerramos este viaje por las tendencias energéticas del 2024 con una certeza: el futuro se construye hoy, y en Cuerva estamos comprometidos a ser parte activa de esa transformación. Si quieres saber más sobre la relación que nos inspira cada día con la energía, suscríbete a nuestra newsletter y seguimos comentando en tu bandeja de entrada.

Publicado originalmente el 20 de enero de 2024 y actualizado el 3 de marzo de 2025.

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Sobre el autor

Jose Manuel Moreno, Desarrollo de negocio en Cuerva
José Manuel ha dedicado gran parte de su carrera profesional ligado al sector de las energías renovables y la innovación de las mismas, centrándose en los últimos años en el desarrollo de proyectos en su vertiente de estructuras. Actualmente, sus esfuerzos se centran en dar apoyo a la expansión de negocio en Cuerva, aportando su experiencia y conocimientos en las diferentes vertientes que el grupo a día de hoy ofrece a sus clientes.

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