La internacionalización como parte de la visión de Cuerva: transformar el mundo a través de la energía
Desde nuestros inicios, en Cuerva nos hemos atrevido a desafiar los límites. En 2007, decidimos llevar nuestra visión sobre las renovables a Panamá, donde continuamos a día de hoy.
Javier Martín, director Financiero y Corporativo, y Moisés Garrido, nuestro director de Operaciones y Negocio, nos explican los desafíos que, -en su momento- una empresa más familiar como Cuerva, tuvo que superar para dar el salto hacia Latinoamérica.
En el sector de la energía, hay empresas que se atreven a soñar en grande, y Cuerva es una de ellas. Con más de 80 años de experiencia (desde los inicios con el abuelo José Cuerva Cobo), nuestra compañía ha demostrado su capacidad para innovar y adaptarse a los cambios del mercado. Pero, ¿qué sucede cuando una PYME como la nuestra decide expandirse por el mundo y dar el salto a la internacionalización?
Nuestra aventura comenzó en el año 2007, cuando nos embarcamos en un ambicioso proyecto en Panamá, un país con un mercado energético en crecimiento y un gran potencial para el desarrollo de proyectos renovables.
“A través de amigos de la familia Cuerva, que llevaban años viviendo en Panamá, nos pidieron visitar el país, ya que era un lugar donde existían muchas oportunidades de desarrollar proyectos hidrológicos”, recuerda Javier Martín, nuestro director financiero y corporativo.
Con una sólida trayectoria en España, pero sin experiencia en mercados internacionales, cruzamos el charco con la ilusión de internacionalizarnos. Sin embargo, tener ilusión no significa que el camino sea sencillo. Ni mucho menos. De un proyecto original que iniciamos en 2007, pasamos a invertir siete años en los que obstáculos que ponían en riesgo la viabilidad del proyecto y otros desafíos a superar fueron el hilo común.
No obstante, la audacia y visión de nuestro equipo nos permitió superar todos estos obstáculos, logrando ser consideradas como una de las empresas más valoradas en el sector energético de Latinoamérica. ¿Quieres conocer la historia de nuestra internacionalización y todos los obstáculos que superamos en el camino? Te contamos nuestra historia y las lecciones aprendidas en este viaje hacia la internacionalización.
La aventura panameña
Llegamos a Panamá movidos por la recomendación de unos amigos cercanos de la familia Cuerva, quienes nos inspiraron a ver en Chiriquí un lugar con enorme potencial. Antes de encontrar la localización idónea para el proyecto, tuvimos que explorar, analizar y adaptarnos al mercado local. La central hidroeléctrica que teníamos en mente no solo era un desafío técnico, sino una misión para llevar energía limpia y accesible a una zona rica en recursos naturales.
Como en alguna ocasión ha mencionado nuestro CEO Ignacio Cuerva, había momentos en los que parecíamos más exploradores que ingenieros. Recorrimos pueblos y comunidades locales para tener una visión propia de cada zona. Finalmente, decidimos construir una central hidroeléctrica en el Río Fonseca de la citada provincia panameña.
“Optamos por esta ubicación después de una exhaustiva búsqueda, con la intención de desarrollar un proyecto sostenible en una región con un enorme potencial”, explica Javier Martín, quien detalla los beneficios de esta localización: accesibilidad del terreno, conexión adecuada a la red eléctrica y disponibilidad de agua. “Estos fueron los factores determinantes en nuestra decisión, ya que nos garantizaban que íbamos a poder poner en marcha un proyecto estable, sostenible y viable a largo plazo”.
Con esta apuesta inicial, sentamos las bases de nuestra internacionalización con la que queríamos posicionarnos en un país estratégico de Centroamérica como una empresa con origen en el sector eléctrico capaz de desarrollar tanto proyectos renovables como infraestructuras y servicios energéticos.
Desafíos y obstáculos
Sin embargo, la aventura panameña pronto nos iba a demostrar que el camino no iba a ser sencillo . El camino nos presentaba obstáculos. Cada fase, desde la obtención de permisos hasta la complejidad de la construcción en terrenos de difícil acceso, nos demostró que la clave estaba en la colaboración y el respeto hacia las comunidades locales. No obstante, recuerda Moisés Garrido, nuestro director de operaciones y negocio: “lo más laborioso fue solucionar el tema social del proyecto. No solo venimos a construir infraestructura, sino a generar confianza y fortalecer la relación con cada territorio.”
La central hidroeléctrica estaba ubicada en una zona poblada, y era comprensible que las comunidades locales expresaran cierto recelo. A pesar del mismo, nuestro compromiso era claro: no veníamos a Panamá solo a hacer negocio, sino que queríamos establecer una relación duradera con el país. Por ello, y desde un principio, entendimos la importancia de generar confianza y construir relaciones en el territorio.
Colaboración con la comunidad y socios locales
Desde el principio, entendimos que un proyecto exitoso no solo requiere tecnología, sino también conexión humana. Al trabajar estrechamente con líderes locales (y desde aquí queremos hacer mención especial a Humberto Fernández Martínez, socio de Grupo Cuerva Panamá y director de Hidroeléctrica San Lorenzo), construimos un puente de confianza que sentó las bases para el éxito a largo plazo. “De ahí, la importancia de trabajar con la comunidad local y fomentar las relaciones sociales, especialmente en países como Panamá donde la autorización ambiental (EIA) se basa en conseguir la aprobación de los distintos agentes sociales locales”, subraya Javier Martín.
“Ser percibidos como un valor añadido para la región fue esencial. Queríamos que la comunidad viera en Cuerva un socio comprometido con el desarrollo sostenible. Y es lo que somos a día de hoy“. Sin este apoyo, la dificultad de construir la central hidroeléctrica hubiera sido mucho mayor, y la probabilidad de superar todos los retos hubiera sido menor.
Una normativa muy diferente a la española
Adaptarse a las regulaciones panameñas fue otro desafío importante que nos obligó a ajustar nuestros procesos y operaciones para cumplir con las normativas locales. No solo las regulaciones eran distintas; también lo era la magnitud del proyecto. Sobre este punto, Moisés Garrido, concreta que “las dimensiones de la central eran muy diferentes a las que estábamos acostumbrados en España“.
Para afrontar estos retos, en Cuerva decidimos asesorarnos con ingenierías de primera línea a nivel mundial con implantación en Panamá. “Al final, el lenguaje de la ingeniería es universal y, salvo matices normativos, los conceptos básicos son los mismos en todo el mundo” , destaca Moisés, quien pone en valor la coordinación entre el equipo de técnicos de Cuerva en España y los asesores técnicos locales: “fue fundamental para hacer realidad este proyecto”.
“La verdad es que hubo un intercambio muy enriquecedor de conocimiento”, recuerda. El proyecto en Panamá presentó desafíos técnicos específicos, como los generados cuando el río crecía“. Gracias al esfuerzo de un magnífico grupo de ingenieros y técnicos de campo, todo salió a la perfección”, concluye Moisés Garrido.
Otro hito importante del proyecto fue conseguir financiar la deuda a través de una Financiación Estructurada sin Recurso (Project Finance), destaca Javier Martín. “Participaron al 50 % la Corporación Interamericana de Inversiones (CII) vehículo de financiación que cuelga del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) con sede en Washington DC (USA) y BICSA (Banco Internacional de Costa Rica), junto a la participación en el Equity de Cofides (vehículo de canalización de fondos estatales españoles de apoyo a la internacionalización y que a su vez cuelga del ICEX y en el que participan Bancos Españoles)“. Un punto clave para ganar credibilidad y solvencia como compañía a nivel nacional e internacional.
El contratista abandona
Como si los desafíos iniciales no fueran suficientes, nos enfrentamos a un problema aún mayor. Tal vez, el más grande que tuvimos que superar en esta primera experiencia en el exterior: el contratista principal de la obra abandonó el proyecto. “Sin duda fue un enorme reto que nos forzó a sacar lo mejor de nosotros mismos”, recuerda Javier Martín.
Al principio, tratamos de resolverlo buscando a otras empresas constructoras que pudieran finalizar las obras, pero nos encontramos con numerosos problemas. “Cómo definir un contrato, su alcance, coste y responsabilidades sobre una obra que ya estaba iniciada por epecistas que habían abandonado fue un desafío importante”, explica Moisés.
Además, la valoración de los trabajos pendientes de realizar y los tiempos de negociación de un contrato muy complicado nos hicieron replantearnos nuestra estrategia. Finalmente, concluimos que la solución la teníamos en casa.
“El equipo de Cuerva asumió la ejecución de las obras hasta su finalización. Para ello, ingenieros de España se desplazaron a Panamá y ampliamos nuestro equipo técnico con colaboradores experimentados en control económico y técnico de obra civil. También, pedimos ayuda a los fabricantes y proveedores de los equipos principales”, rememora nuestro director de Operaciones y Negocio.
Este esfuerzo fue posible gracias a la implicación de toda la empresa, desde los accionistas y Dirección General hasta los equipos técnicos en España. “Fueron días difíciles, pero también de compañerismo y aprendizaje” , afirma Moisés, quien destaca que, a pesar de todos los obstáculos, “salimos reforzados como empresa a nivel de responsabilidad, ante administraciones gubernamentales, financiadores, entidades sectoriales, …” .
Lecciones aprendidas y expansión a Perú
La experiencia en Panamá fue una fuente inagotable de lecciones sobre gestión de riesgos, la adaptación a diferentes entornos y, sobre todo, la importancia de la flexibilidad. “La dura aventura de Panamá no nos quitó la ilusión de seguir transformando el mundo a través de las energías renovables”, recuerda Moisés Garrido.
“Estas lecciones nos permitieron evolucionar como empresa y expandirnos a nuevos mercados”, asegura Javier. En Panamá, hemos seguido creciendo con un proyecto fotovoltaico de 50 MW, a lo que se suma la obtención de nuevos permisos para generar 5 MW fotovoltaicos que se hibridarán con nuestra central hidroeléctrica San Lorenzo.
Tras superar los problemas con la constructora del proyecto de Panamá, retomamos en 2016 una iniciativa impulsada años antes por nuestro CEO en Perú, para poner en marcha el proyecto de la planta solar fotovoltaica de Las Joyas de 396 MW del que esperamos obtener en unos meses todos los permisos, licencias y autorizaciones. Aquí, al igual que en Panamá, “continuamos con nuestra estrategia de colaboración con socios locales, lo que nos permite entender mejor el mercado y adaptarnos a las necesidades específicas de cada país”, enfatiza Moisés Garrido.
El significado de la internacionalización para Cuerva
La expansión internacional nos ha dado algo más que presencia en otros países; nos ha dado perspectiva. La internacionalización nos ha enseñado que el valor de Cuerva no solo está en la tecnología, sino en nuestra capacidad para adaptarnos y responder a las necesidades de cada lugar, sin perder nuestra esencia.
“Enfrentarnos a nuevos mercados nos ha obligado a repensar nuestras estrategias y a adaptar nuestras soluciones para entornos distintos al español. Así, hemos adquirido herramientas y perspectivas que, a su vez, fortalecen nuestros proyectos en España”, explica Moisés Garrido.
Pero no solo eso. La experiencia internacional también nos ha abierto nuevas oportunidades en el mundo de las energías renovables, donde podemos aplicar nuestros 80 años de experiencia en el sector energético. Con una visión más global de la energía, “somos conscientes y entendemos que, lo que en España es ya una realidad, en muchos lugares del mundo está por hacer, y en Cuerva sabemos cómo llevarlo a cabo”.
Con esta perspectiva, son muchas las posibilidades que ofrece el mundo a la hora de promover las energías renovables. Nuestros planes de futuro en Latinoamérica son ambiciosos y están alineados con la visión de consolidarnos como expertos en energías renovables.
Para ello, buscamos socios financieros e industriales que compartan nuestros valores y nos ayuden a crear una cartera robusta de activos renovables y de almacenamiento. “Queremos seguir creciendo en la región, desarrollando proyectos que contribuyan al crecimiento sostenible de los países en los que operamos“, explica Moisés Garrido.
Ampliación de servicios y visión de futuro
Además de expandir nuestra presencia, también planeamos ampliar nuestra oferta de servicios en construcción, operación y mantenimiento, y gestión de energía. “Queremos ser un proveedor integral de soluciones energéticas para satisfacer las necesidades del mercado y garantizar un modelo de negocio sostenible”, sostiene nuestro Director de Operaciones y Negocio.
Con esta visión de futuro, en Cuerva nos estamos preparando para seguir transformando el sector energético en el mundo y consolidar un modelo de crecimiento que no solo sea sostenible, sino también con un impacto positivo para las comunidades locales y el entorno.
Nuestro espíritu emprendedor continúa guiándonos hacia un futuro renovable y sostenible. “En Cuerva, seguiremos trabajando para hacer que este horizonte sea una realidad, con la pasión, innovación y compromiso con el medioambiente que nos caracteriza e identifica como empresa“, coinciden Moisés Garrido y Javier Martín.
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